Década de 1940 en Estados Unidos de América

Empleos y Profesiones

 Antecedentes

 La Gran Depresión

La Gran depresión, también conocida como crisis del veintinueve, fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta. La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres. La renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios y los precios cayeron, y el comercio internacional descendió entre un 50 y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%.

 

Periodo Presidencial Franklin D. Roosevelt del 4 de marzo de 1933 – 12 de abril de 1945

Una de las principales estrategias utilizadas por su administración fue la de invertir grandes cantidades en infraestructura con el propósito de generar empleo y utilizar la construcción como sector detonador de la economía y por ende de la sociedad en general. Gastó 10.5 billones en trabajos públicos, 2.7 billones en proyectos patrocinados, empleando en diversos momentos una población de 8.5 millones de personas. Las cuales construyeron 122.000 edificios públicos, 77000 nuevos puentes, 285 aeropuertos y mas…

Llegada la II guerra mundial, los norteamericanos aprovecharon de la manera más inteligente los recursos humanos y de capital disponibles, haciendo de la industria bélica en sus diferentes procesos un foco de empleo y progreso para gran parte del país.

La sociedad norteamericana sufrió cambios radicales en las décadas que siguieron a la segunda guerra mundial. Nuevos aparatos tecnológicos como la televisión, los reactores, los avances médicos o los ordenadores alteraron totalmente la vida social en Estados Unidos. La prosperidad económica llevó al crecimiento de la clase media, la expansión de la educación superior y al rápido incremento en el consumo de masas. La construcción de la red de autopistas, la gasolina barata y la universalización del automóvil llevaron a EEUU a convertirse en la sociedad más móvil del mundo desarrollado, en la que, como media, una familia se muda de residencia una vez cada cinco años.

La nueva sociedad consumista creó el prototipo de una familia de clase media con una casa con jardín en las afueras de la ciudad, dos automóviles y una gran capacidad de gasto.

A continuación incluyo un gráfico de la evolución del empleo en el sector industrial en USA entre 1940 y 2010. Este gráfico está muy relacionado con el de ingresos, porque hay que tener en cuenta que por lo general, los empleos en la industria están mejor remunerados y son más estables que los de los otros sectores de actividad

 En los albores del ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, doce años después del fatídico 24 de octubre de 1929, el gasto federal equivalía al 10% del PIB de los Estados Unidos. De una fuerza laboral de 56 millones de trabajadores, el gobierno federal empleaba a cerca de 1,3 millones, el 2,2% en trabajos civiles y militares regulares y a otros 3,3 millones (5,9%) en programas de emergencia de alivio laboral. Otros 10 millones, que representaban el 17% de la población activa, estaban desempleados.

Cuando los Estados Unidos entraron en la Segunda Guerra Mundial, en 1941, Roosevelt intentó cambiar la agenda económica con el resultado de que gran parte de esos capitales se canalizaron a través de la industria bélica en lugar de destinarse a la producción de bienes de consumo. Desde 1940 la 2ª guerra mundial ya producía un gran demanda de los productos estadounidenses. En un principio, Estados Unidos sólo iba a intervenir en la guerra como proveedor de productos de guerra a los países aliados (especialmente Gran Bretaña y Francia). Esto hizo que el desempleo se redujera porque se revitalizó la industria. Dado que Estados Unidos no había sido atacado no podía intervenir de manera activa en la guerra, pero con el ataque Japonés a la base de Pearl Harbor entra de lleno en todos los frentes.

En tiempos de guerra, al presidente Roosevelt se le conceden poderes extraordinarios. Esto le dio poder para organizar un nuevo aparato administrativo y movilizar a la comunidad científica para la guerra. Se fue construyendo lo que va a ser la economía de la post-guerra.

Segunda Guerra Mundial

En 1940 el Congreso aprobó el primer reclutamiento obligatorio en tiempo de paz obligando a los reclutas  a servir en el ejército, un preludio a la economía dirigida de la Segunda Guerra Mundial.[16] De los 16 millones que sirvieron en las fuerzas armadas durante la guerra, 10 millones eran reclutas y el exceso de mano de obra de la depresión se convirtió en una escasez en tiempo de guerra. La política del gobierno pasó de promover artificialmente precios altos para servicios laborales a mantener los precios bajo en tiempo de guerra. Se encargó a una serie de comisiones y consejos temporales la planificación y coordinación de la movilización económica fijando precios y salarios por debajo de los niveles de liquidación del mercado, entre muchísimas otras intervenciones. Socialismo de guerra, en otras palabras.

En enero de 1942, Roosevelt creó el Consejo Laboral Nacional de Guerra, siguiendo el patrón del Comité del Trabajo de Guerra de la Primera Guerra Mundial, para resolver disputas mediante mediación y arbitraje. El consejo podía intervenir e intervino fábricas de acuerdo con la ley de reclutamiento de 1940. También a principios de 1942, el presidente creó la Comisión de Personal de Guerra y hacia el final de la guerra trató de convertirlo en una poderosa agencia de compulsión en la línea “trabaja o lucha”, aunque el Congreso nunca aprobó una ley de servicio nacional en toda la economía.

Empleos generados principalmente en las siguientes industrias:

Industria siderúrgica. Tiene como objetivo transformar el hierro en productos derivados, como acero laminado y acabado.

Industria extractiva. Extracción de minerales y petróleo.

Industria de maquinaria. Se dedica a la fabricación de máquinas para la realización de diferentes labores que desempeña el hombre.

Industria ferrocarrilera. Se encarga de construir transporte terrestre que se utiliza por su gran capacidad de carga y bajo costo.

Industria naviera. Construye medios de transporte de mercancías y pasajeros que cruzan los océanos.

Industria aeronáutica. Tiene como objetivo la construcción de naves de uso particular y comercial, para el transporte de carga o pasajeros por vía aérea.

Industria automotriz. Fabrica todo tipo de transporte utilizado para transportar no sólo pasajeros, sino también mercancías por vía terrestre y que ha tenido un gran incremento en las tres últimas décadas.

Industria textil. Es la encargada de la fabricación de telas y derivados.

Industria petroquímica. Es la encargada de la extracción y procesamiento del petróleo y derivados.

Industria alimentaria. Se encarga del procesamiento de los alimentos como: enlatados, envasados, bebidas, embutidos, etcétera.

 

Las mujeres en la fuerza laboral

A finales de 1941, 14 millones de mujeres constituían una cuarta parte de la fuerza laboral de la nación. La Segunda Guerra Mundial fue un acontecimiento crucial para dar a la mujer el rol como una parte igual de la fuerza de trabajo. Los hombres entraron en el servicio militar, dejando un gran número de puestos de trabajo vacantes que las mujeres tenían que cubrir. Para el final de la guerra, el número de mujeres empleadas había aumentado a 18 millones, un tercio de la fuerza laboral total.

Contribución de las mujeres al esfuerzo de la guerra

La participación directa de las mujeres en las operaciones militares de Europa y Asia Oriental era limitada. Sin embargo, la población femenina del país desempeñó un papel decisivo en la producción del tiempo de guerra, lo que garantizó la transición a una economía de guerra. Por ejemplo, según los datos de «The Home Front and Beyond» (El hogar al frente y más allá) de Susan Hartmann, entre 1940 y 1944, el porcentaje de trabajadoras empleadas en las fábricas aumentó de 20 a 30 por ciento, mientras que el porcentaje de las personas empleadas en el servicio doméstico disminuyó de un 17,7 hasta un 9,5 por ciento.

Investigación a cargo de Juan Manuel Rodríguez Domínguez

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